Salía de la universidad tan alegremente como me suele suceder normalmente. En el coche con uno de mis denominados "temazos" de Modestia Aparte canturreando con mi afonía permanente,aquí debo de admitir que mi criterio de temazo es muy amplio pues a cualquier canción que me inspire un poco en algún ámbito la denomino así.
Anoche estuve viendo una película de esas que se que le gustan a mi Príncipe por lo que nada más entrar a casa me he dispuesto a buscarlo para contárselo.El siempre suele estar en el hogar no es muy callejero y además detesta el frío tanto o más que yo así que lo primero que he hecho ha sido abrir la puerta del comedor donde tenemos la estufa y estaba apagada.
Sorprendida de su ausencia en este habitáculo he iniciado un recorrido por toda la casa, ha sido raro pero no había ni la más mínima señal de su presencia por alguna parte.
Todo esto es poco común porque si hubiese salido alguna parte me habría avisado. El siempre lo hace, a no ser que sea una urgencia. Pero es todo muy extraño. De repente he caído en la cuenta de que tenía el portátil encendido y un documental en youtube en el pause.
En cuestión de segundos se me ha encendido la bombilla.
Mi Príncipe y yo aunque no lo parezca somos muy parecidos en muchos aspectos y resulta ser que tenemos una particular forma de aislarnos cuando nos encontramos molestos, enfadados,nos ha ocurrido algo desagradable o simplemente estamos de bajón. No es nada del otro mundo, solo que nos apetece disfrutar de nuestra soledad y cuando conseguimos hacerlo en cuestión de un rato en nuestro ambiente se nos pasa ese "bajón enérgico" que es como yo lo denomino.
Esto suele ocurrir de modo muy esporádico pero yo soy muy defensora de tal estado, aunque debo de reconocer que antes me hacía sentir mal ahora he entendido que no se puede pasar toda la vida derrochando alegría y sonrientes, es natural tener algún momento que salga de esa linea y hemos decidido tratarlo así.Normalizamos, buscamos nuestro pequeño hueco donde nos sentimos cómodos: unas veces meditamos, otras simplemente no hacemos nada y en otros casos hacemos cualquier actividad. Al cabo de un determinado tiempo retomamos nuestros quehaceres con la misma actitud vitalista, amable y alegre de siempre.
He salido a la terraza y justo en la esquina de la barbacoa estaba él tranquilamente, por lo que parecía miraba las montañas que desde nuestra terraza se observan de maravilla.
Eh Príncipe menos mal que te encuentro. Ando como loca buscándote por toda la casa.¿qué haces aquí?-le he preguntado de modo natural.
Ay Moly, me apetece estar solo.Ya sabes tu que eso nos sucede en ocasiones- me ha contestado.
Pero¿te puedo ayudar en algo?- he insistido sutilmente.
No, solo es eso- ha estado escueto.
Ah... vale. Bueno voy a ver si me doy una ducha y hago algo en la casa. Estaré por aquí si necesitas algo- le he dicho mientras me volvía al interior de la casa.
Esta claro, lo entiendo perfectamente, lo único que necesita mi Príncipe es su espacio. Por lo que yo he seguido con mis cosas, después de la ducha y de recoger algo la habitación me he puesto a leer.
Habría transcurrido ya un par de horas cuando se me ha antojado escuchar unas risas en la habitación contigua. Un poco exhausta porque creía estar sola me he asomado. Mi Príncipe estaba mirándose en el espejo poniendo caras raras y riendo.
Pero ¿qué haces? jajaja- le he dicho mientras sonreía, menudas caras mas graciosas.
Hago un poco el tonto, ¿sabías que es bueno cuando nos encontramos algo alicaídos obligarnos a sonreír aunque sea forzado? pues dicen que al final acabas riendo de verdad y ayuda a mejorar el ánimo.- me ha contado mi Príncipe Rana.
Oye pues no me parece mala táctica, te la copiaré jaja, pero ¿surge efecto? - he querido saber.
Pues creo que sí, pero te diré lo que surge más efecto aún- me ha tocado el hombro y me ha dicho tu la llevas.
Así sin más hemos comenzado a jugar al "tu la llevas", corriendo de aquí para allá como dos críos. Riendo, corriendo y sin preocupaciones. Si, quizás sea eso lo que haga falta promover ,el disfrutar sin prejuicios y con naturalidad como cuando eramos pequeños.
Tu la llevas, tu te la quedas para siempre, siempre, siempre- ha concluido mi Príncipe cuando me ha pillado en la cocina.
De acuerdo, yo la llevo pero tu preparas las tostadas para el almuerzo ¿trato? - he dicho.
Trato hecho, pero el café lo haces tú- me ha contestado.
Por supuesto, además te vas a tomar el mejor café del mundo- he soltado muy risueña.
Anda, ¿ y eso por qué?- me ha preguntado.
Porque lo voy hacer con mucho amor y eso se nota- le he hecho un gesto muy común en mí y es cuando intento hacer un corazón con los dedos sobre mis ojos.
Y así hemos continuado este buen día: a nuestro rollo, en nuestro mundo, haciendo equipo y compartiendo un pequeño momento del día.
Anoche estuve viendo una película de esas que se que le gustan a mi Príncipe por lo que nada más entrar a casa me he dispuesto a buscarlo para contárselo.El siempre suele estar en el hogar no es muy callejero y además detesta el frío tanto o más que yo así que lo primero que he hecho ha sido abrir la puerta del comedor donde tenemos la estufa y estaba apagada.
Sorprendida de su ausencia en este habitáculo he iniciado un recorrido por toda la casa, ha sido raro pero no había ni la más mínima señal de su presencia por alguna parte.
Todo esto es poco común porque si hubiese salido alguna parte me habría avisado. El siempre lo hace, a no ser que sea una urgencia. Pero es todo muy extraño. De repente he caído en la cuenta de que tenía el portátil encendido y un documental en youtube en el pause.
En cuestión de segundos se me ha encendido la bombilla.
Mi Príncipe y yo aunque no lo parezca somos muy parecidos en muchos aspectos y resulta ser que tenemos una particular forma de aislarnos cuando nos encontramos molestos, enfadados,nos ha ocurrido algo desagradable o simplemente estamos de bajón. No es nada del otro mundo, solo que nos apetece disfrutar de nuestra soledad y cuando conseguimos hacerlo en cuestión de un rato en nuestro ambiente se nos pasa ese "bajón enérgico" que es como yo lo denomino.
Esto suele ocurrir de modo muy esporádico pero yo soy muy defensora de tal estado, aunque debo de reconocer que antes me hacía sentir mal ahora he entendido que no se puede pasar toda la vida derrochando alegría y sonrientes, es natural tener algún momento que salga de esa linea y hemos decidido tratarlo así.Normalizamos, buscamos nuestro pequeño hueco donde nos sentimos cómodos: unas veces meditamos, otras simplemente no hacemos nada y en otros casos hacemos cualquier actividad. Al cabo de un determinado tiempo retomamos nuestros quehaceres con la misma actitud vitalista, amable y alegre de siempre.
He salido a la terraza y justo en la esquina de la barbacoa estaba él tranquilamente, por lo que parecía miraba las montañas que desde nuestra terraza se observan de maravilla.
Eh Príncipe menos mal que te encuentro. Ando como loca buscándote por toda la casa.¿qué haces aquí?-le he preguntado de modo natural.
Ay Moly, me apetece estar solo.Ya sabes tu que eso nos sucede en ocasiones- me ha contestado.
Pero¿te puedo ayudar en algo?- he insistido sutilmente.
No, solo es eso- ha estado escueto.
Ah... vale. Bueno voy a ver si me doy una ducha y hago algo en la casa. Estaré por aquí si necesitas algo- le he dicho mientras me volvía al interior de la casa.
Esta claro, lo entiendo perfectamente, lo único que necesita mi Príncipe es su espacio. Por lo que yo he seguido con mis cosas, después de la ducha y de recoger algo la habitación me he puesto a leer.
Habría transcurrido ya un par de horas cuando se me ha antojado escuchar unas risas en la habitación contigua. Un poco exhausta porque creía estar sola me he asomado. Mi Príncipe estaba mirándose en el espejo poniendo caras raras y riendo.
Pero ¿qué haces? jajaja- le he dicho mientras sonreía, menudas caras mas graciosas.
Hago un poco el tonto, ¿sabías que es bueno cuando nos encontramos algo alicaídos obligarnos a sonreír aunque sea forzado? pues dicen que al final acabas riendo de verdad y ayuda a mejorar el ánimo.- me ha contado mi Príncipe Rana.
Oye pues no me parece mala táctica, te la copiaré jaja, pero ¿surge efecto? - he querido saber.
Pues creo que sí, pero te diré lo que surge más efecto aún- me ha tocado el hombro y me ha dicho tu la llevas.
Así sin más hemos comenzado a jugar al "tu la llevas", corriendo de aquí para allá como dos críos. Riendo, corriendo y sin preocupaciones. Si, quizás sea eso lo que haga falta promover ,el disfrutar sin prejuicios y con naturalidad como cuando eramos pequeños.
Tu la llevas, tu te la quedas para siempre, siempre, siempre- ha concluido mi Príncipe cuando me ha pillado en la cocina.
De acuerdo, yo la llevo pero tu preparas las tostadas para el almuerzo ¿trato? - he dicho.
Trato hecho, pero el café lo haces tú- me ha contestado.
Por supuesto, además te vas a tomar el mejor café del mundo- he soltado muy risueña.
Anda, ¿ y eso por qué?- me ha preguntado.
Porque lo voy hacer con mucho amor y eso se nota- le he hecho un gesto muy común en mí y es cuando intento hacer un corazón con los dedos sobre mis ojos.
Y así hemos continuado este buen día: a nuestro rollo, en nuestro mundo, haciendo equipo y compartiendo un pequeño momento del día.
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