Temprano comenzamos el día recogiendo apresuradamente nuestras cosas
necesarias para instalarnos en Villa Purga.
Mi Príncipe muy dispuesto me ayudó con los enseres y cogimos a Silencio rumbo
a La Manga.
Moly, mira cuanta hierba- me dijo mi Príncipe Rana al entrar al jardín.
Eche un vistazo y el
seto esquelético que habíamos dejado en septiembre estaba deslumbrando
vitalidad, verde esperanza.
Es cierto, y también
tenemos agrillo.- le conteste mientras dejaba las cosas en el suelo para buscar
las llaves de la casa.
¡¡¡Bienvenido a Villa
Purga, mi hogar!!! Aquí solo se respira amor- hice una imitación con voz de
anuncio e invité a pasar a mi Príncipe.
Jajaja, pues tu hogar te
necesita urgentemente- me dijo en modo sarcasmo.
¿Y eso? ¿Qué le pasa a
mi hogar?- le conteste haciéndome la indignada.
Tendrás que poner
sabanas en las camas y ordenar las cosas que traemos ¿no?- se apresuro a decir.
Por supuesto, voy a
darle mi toque a la Villa y además, tengo que hacer el cartel de bienvenida que
se ha estropeado.
Estuvimos durante unas
horas acomodando nuestras cosas, colocando ropa en el armario, barriendo los
suelos, lavando sabanas…
Moly, ¿Qué te pasa?- me
preguntó mi Príncipe.
Ay, la alergia- mis ojos
empezaban a tener un color rojo y a soltar lagrimas.
Pues pronto comienzas, ¿necesitas
algo?- acudió a socorrerme.
No, no te preocupes. Es
normal, aquí hay mucha humedad. Vamos abrir todas las ventanas para ventilar, enseguida se me pasa- le conteste.
Vale, yo me encargo…- se
ofreció- ¿eso que se oye qué es?
A ver…- agudicé el oído-
ah, son los pájaros ¿verdad que es bonito? Ya verás el encanto de despertarse
con su canto…
Bonito, no sé aquí es
como que todo es diferente por llamarlo de algún modo- me dijo.
¿Diferente en qué
sentido?- quise indagar.
Pues te diría que…incomodo,
no sé raro, no está como nuestra casa, no tenemos a nuestros amigos, ni esta la
familia…y para colmo ¿a ver quién es el valiente que se ducha? ¡que frío!- me
contestó.
Una carcajada intensa se
me escapó, esas palabras eran justo las que esperaba y acertar me produjo una
risa imparable.
¿De qué te ríes?-me
preguntó ligeramente ofendido.
De que no has visto nada
de la Villa, ¿no has notado la tranquilidad de este lugar?¿el olor a naturaleza?...- le dije entusiasmada
sacando la cabeza por la ventana aspirando el aire.
Yo no he notado eso, he
notado que estoy fuera de casa y me siento desubicado. No entiendo por qué te
gusta tanto este lugar, además me habías contado tantas cosas sobre él que
esperaba algo más.- me contestó.
Príncipe, cuando uno se
siente bien está a gusto en cualquier lugar. Aprende apreciar algo más que la
comodidad y despréndete del apego emocional , entonces verás que donde quiera que vayas
darás lo mejor de ti. Allá donde estés crearás tu hogar.-le dije.
Eso que dices suena
genial, pero…¿Qué hogar prefieres tu?- me dijo.
Príncipe, yo soy mi
hogar…donde esté yo esta él- le dije.
Creo que ahora lo
entiendo mejor,-dijo tras unos segundos de reflexión- ¿sabes? Creo que este
lugar al final me va a gustar.
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